La piel atópica es una enfermedad cutánea que se caracteriza por la sequedad y deshidratación. Así, si tu piel se muestra tirante, irritada, con descamación o rojeces que producen picor, es posible que tengas dermatitis atópica y aún no lo sepas.
Si, por el contrario, ya has sido diagnosticado con esta afección, sigue leyendo para descubrir nuestras recomendaciones de higiene e hidratación.
Cómo identificar una piel atópica
Se estima que casi un 20 % de los niños sufren dermatitis atópica, una afección que, aunque suele desaparecer con el paso de los años, también puede prolongarse más allá de la infancia. Concretamente, alrededor de un 3-5 % de los adultos tienen dermatitis atópica.
Se trata de una enfermedad crónica que habitualmente se manifiesta por brotes, lo que significa que sus síntomas pueden aparecer y desaparecer, agravarse o mejorar, por épocas. Así, la dermatitis atópica suele empeorar:
- En invierno: debido al frío, a la sequedad del ambiente que producen las calefacciones y a la falta de ventilación de la piel, que solemos mantener siempre en contacto con la ropa.
- En primavera: cuando son más frecuentes las alergias, lo que puede desencadenar más fácilmente reacciones inmunológicas que empeoren la dermatitis.
Aunque puede manifestarse en cualquier parte del cuerpo, las zonas que suelen verse más afectadas por la dermatitis atópica son: el rostro (especialmente, las mejillas, los labios, el mentón), las caras externas de brazos y piernas y las zonas de pliegues, como la flexura del codo, de las piernas o del cuello). En el caso de los bebés, merece la pena prestar atención a la zona del pañal.
Causas de la dermatitis atópica
La predisposición genética es la principal causa de esta afección de la piel, lo que hace que no pueda prevenirse. Así, si estás esperando un hijo y tu pareja y/o tú tenéis dermatitis atópica, presta especial atención a la piel de tu bebé desde su nacimiento.
En caso de que sea tu piel la que esté presentando síntomas de deshidratación, como la sequedad, tirantez o irritación; la descamación, el enrojecimiento o el picor… Debes saber que existen también otros aspectos que pueden influir y empeorar la salud cutánea, tales como factores ambientales, alimenticios o alérgicos.
Así, por ejemplo, determinadas prendas de ropa, por los materiales de que estén hechas (nylon, viscosa, spandex, lana…), podrían desencadenar un brote o agravarlo.
Por eso, siempre que sufras irritación, descamación o rojeces en tu piel, es importante que tengas en cuenta tus hábitos de vida para tratar de identificar si has…
- Introducido algún cambio en tu dieta o alimentación.
- Estrenado alguna prenda de ropa que haya podido causar esa reacción.
- Comenzado a usar algún nuevo producto de higiene o cosmética.
Ten en cuenta que la contaminación, la falta de sueño y el estrés también pueden provocar la aparición de algún brote de dermatitis.
Consejos de hidratación para pieles atópicas
Algo fundamental para tratar la piel atópica es aprender a identificar el comienzo de un brote para poder prevenir su agravamiento. Normalmente, estos suelen comenzar con xerosis o sequedad de la piel, seguida de picor e irritación o descamación.
Para abordar estas manifestaciones o tratar de prevenirlas, una correcta hidratación de la piel se convierte en algo imprescindible, pero no vale cualquier producto. Por ejemplo, las cremas con perfumes o alcohol, no son recomendables para las pieles sensibles y/o con tendencia a la irritación.
Además, si tienes síntomas de piel atópica, es posible que no baste con una hidratante normal, sino que será fundamental recurrir a cremas emolientes como Ureadin piel seca, que ofrecen un extra de suavidad y nutrición.
En este caso, se trata, además, de una hidratante que prepara la piel para el maquillaje y que ofrece factor de protección 20 SPF +, ideal para proteger tu piel en los días nublados o en los que tu nivel de exposición solar no va a ser prolongado (recuerda que, para tomar el sol o salir a la calle en los días más soleados y calurosos, es más recomendable optar por una fotoprotección alta y de amplio espectro).
Y, por supuesto, a la hidratación de la piel debe preceder una correcta higiene, con los productos adecuados. Se recomienda optar por duchas cortas (5-10 minutos), con agua tibia y escoger geles o jabones syndet o específicos para las pieles atópicas. A la hora de asearse, es preferible utilizar esponjas suaves y pasarlas por la piel dando pequeños toquecitos con suavidad, evitando la fricción.
Tratamiento específico de los síntomas
Si los síntomas de la piel atópica ya han aparecido, es posible que necesites recurrir a productos formulados específicamente para su tratamiento.
¿Necesitas calmar el picor que no te deja concentrarte en nada más? Las cremas Bepanthol para piel atópica pueden ser la solución que necesitas. Así, Bepanthol Calm actuará contra el picor y el enrojecimiento. Eso sí: no debes aplicarla en caso de que te hayas hecho alguna herida al rascarte.
Para contribuir a mantener la piel del rostro hidratada y disminuir el picor y las rojeces, se recomienda aplicar una crema para piel atópica mañana y noche.
En el caso del resto del cuerpo, la solución puede ser optar por una crema para el tratamiento específico de la dermatitis atópica. Por ejemplo, Dermaveel Heel alivia los síntomas diagnosticados con mayor frecuencia en pacientes con dermatitis atópica: prurito (picor), eritema (enrojecimiento) y piel seca. Y una de sus mayores ventajas es que, salvo que tu dermatólogo te indique lo contrario, puedes aplicarla mañana y noche o tantas veces como necesites.
Recuerda que esto último es fundamental: ante la aparición de estos síntomas, puede ser necesario acudir al dermatólogo o consultar con un farmacéutico experto en dermofarmacia, quienes podrán ofrecerte las mejores recomendaciones de cuidado de la piel atópica.