En los últimos años, se está hablando mucho acerca de la microbiota y del papel de los probióticos para mejorar la salud. La microbiota es el conjunto de bacterias que colonizan algunas partes de nuestro organismo y que nos protegen frente a enfermedades o nos ayudan en la digestión, mientras que los probióticos son medicamentos o suplementos alimenticios que contribuyen al mantenimiento del adecuado equilibrio de esa microbiota.
Si quieres conocer más información sobre este apasionante campo de la investigación biológica y descubrir cómo los probióticos pueden ayudarte a mejorar tu calidad de vida, quédate leyendo. Te lo vamos a contar.
¿Qué tipos de microbiota existen?
Vamos antes con un poco de contexto. La microbiota más conocida, de la que todo el mundo habla normalmente, es la microbiota intestinal, es decir, el conjunto de bacterias beneficiosas para la salud humana que viven en nuestro intestino.
Sin embargo, la microbiota también se encuentra presente en el resto del aparato digestivo (incluida la boca), en la piel y en el aparato genital. Particularmente, la microbiota vaginal cobra un papel importante en la prevención de infecciones en la zona íntima de la mujer. Y también influye durante el parto vaginal, para la formación de la microbiota del recién nacido, que se irá desarrollando después a medida que avanza la vida.
¿Para qué sirve la microbiota?
Como decíamos, la microbiota desempeña numerosas funciones beneficiosas para la salud humana. Por ejemplo, mientras que las bacterias intestinales nos facilitan el proceso digestivo, la microbiota de la piel actúa de barrera protectora frente a microorganismos patógenos o sustancias nocivas presentes en el ambiente (nos protege, incluso, de las partículas de polvo y la suciedad).
Asimismo, numerosos estudios científicos han encontrado también una relación entre el equilibrio de la microbiota y la fortaleza del sistema inmune. Estas bacterias nos ayudarían a mantener nuestras defensas en forma.
En este sentido, se ha encontrado también relación entre la microbiota y la producción de vitaminas clave para el mantenimiento de la salud, como la vitamina K y la B12.
¿Por qué se puede alterar la microbiota?
La alteración de la microbiota se conoce con el nombre de disbiosis. Puede producirse por diversos factores, entre los que se puede destacar:
- Una mala alimentación
- La vida sedentaria
- El estrés
- La contaminación ambiental
- Un mal uso o abuso de antibióticos (de ahí que, a menudo, los médicos recomienden a los niños tomar un probiótico como Reuteri gotas cuando están malitos y necesitan antibióticos).
Entre los síntomas más frecuentes de la disbiosis, cabe mencionar las molestias intestinales, los dolores de cabeza y la pérdida de energía. En todo caso, conviene saber que un desequilibrio bacteriano también está relacionado con un mayor riesgo de infecciones o de enfermedades autoinmunes, entre otras.
¿Qué son los probióticos y para qué sirven?
Como indicamos al principio del post, los probióticos son medicamentos o suplementos alimenticios que contienen microorganismos vivos cuya función es mejorar la microbiota.
Hay que tener en cuenta que, por suerte, los desequilibrios en la microbiota se pueden prevenir y contrarrestar con una alimentación sana y variada y con buenos hábitos de vida que incluyan ejercicio regular, higiene del sueño y regulación del estrés.
Los probióticos pueden servir para dar un impulso extra al organismo. Por supuesto, todos los productos de este tipo que encontrarás en farmacia y parafarmacia están avalados por las autoridades sanitarias y su eficacia está probada por la investigación científica.
Probióticos intestinales
El desequilibrio de la microbiota o flora intestinal debe sospecharse cuando una persona sufre de manera común alteraciones intestinales como inflamación, dolor abdominal, digestiones pesadas, diarrea… En estos casos, conviene ir al médico para que pueda diagnosticarnos correctamente.
Normalmente, poner en práctica técnicas de relajación frente al estrés, mejorar la calidad de la dieta y utilizar probióticos son las tres recomendaciones básicas para solucionar la disbiosis intestinal.
Tomar alimentos o productos con probióticos de forma regular puede ayudar a restaurar el equilibrio de la flora intestinal y reducir los síntomas digestivos asociados. Hemos seleccionado aquí algunos probióticos intestinales que podrías considerar:
- Probiótico i3: complemento alimenticio en cápsulas que contiene 3 cepas de probióticos para ayudarte a mantener el bienestar intestinal normal, incluso en casos de dolores abdominales, sensación de hinchazón y diarrea o estreñimiento. Indicado para adultos.
- Bivos gotas: probiótico infantil indicado para restablecer la flora intestinal producida por gastroenteritis o cólicos en lactantes. Se trata de un probiótico con Lactobacillus que ayuda a frenar la diarrea aguda.
También existen complementos alimenticios con probióticos (para mantener la flora intestinal) y prebióticos, que mejoran el equilibrio de la microbiota, ya que sirven como nutrientes de las bacterias intestinales. Por ejemplo:
- Duaflora Protect + Probiótico cápsulas: ayuda a recuperar el equilibrio de la flora intestinal, incrementando el número de bacterias beneficiosas, lo que genera un mayor bienestar digestivo. Contiene prebióticos y probióticos. Indicado para adultos.
- Fibra Leo probiótico prebiótico: complemento alimenticio para adultos con salvado de trigo, goma guar, pectina de manzana, ciruela deshidratada, hinojo, megaflora 9 e inulina. Facilita la aceleración del tránsito intestinal.
Probióticos vaginales
Los probióticos vaginales ayudan a recuperar el equilibrio de la microbiota vaginal en casos de infecciones vaginales frecuentes, como la vaginitis o la vaginosis bacteriana.
Sin embargo, algunos de estos probióticos también se pueden utilizar para prevenir, algo muy útil en mujeres con tendencia a sufrir este tipo de infecciones, así como sequedad vaginal o cualquier otra molestia vaginal.
Un ejemplo de ello es Muvagyn probiótico. Se trata de tampones formulados con probióticos que ayudan a mantener un equilibrio saludable de la flora vaginal y a prevenir infecciones y molestias.
Su uso es el mismo que el de los tampones convencionales: se insertan sin dificultad en la vagina, gracias a que viene con un aplicador y deben cambiarse cada 4-8 horas dependiendo del flujo menstrual.
Con ellos, al igual que con los tampones clásicos, la seguridad y comodidad de uso está garantizada debido a su forma anatómica, que se adapta perfectamente al cuerpo de la mujer.