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Vitamina C, ¡mucho más que una fuente de energía!

Se acerca la bajada de temperaturas típica del otoño y llega el momento de poner nuestras defensas a punto para el frío. Y la vitamina C será nuestro mejor aliado para mejorar el rendimiento de nuestro sistema inmunitario. De hecho, los alimentos con este nutriente se han asociado tradicionalmente con la prevención del resfriado común.

Las verduras, hortalizas (tomate, zanahoria…) y frutas (fresas, cítricos, kiwi…) son las principales fuentes de vitamina C, pero ¿qué es realmente esta sustancia? ¿Sabías que tiene muchas más ventajas, además de prevenir que los cambios bruscos de temperatura nos jueguen una mala pasada? Vamos a sacarte de dudas.

¿Qué es la vitamina C?

La vitamina C es una proteína hidrosoluble (que se disuelve en agua) que las personas necesitamos para crecer y para que nuestro organismo pueda funcionar adecuadamente.

El hecho de que sea soluble en el agua significa que el cuerpo no la almacena a largo plazo, por lo que debemos consumirla todos los días.

Su función más conocida es que contribuye a fortalecer nuestro sistema inmune (que nos defiende frente a virus, bacterias y otros causantes de infecciones). 

No en balde, la vitamina C se ha utilizado tradicionalmente como remedio casero contra los catarros y resfriados. Aunque no sirve para evitar 100% caer enfermo, hoy en día, se sabe que las personas que toman complementos de vitamina C como Imnuoglukan podrían tener síntomas más leves o de menor duración en caso de contagiarse.

Nuestro organismo suele guardar siempre una pequeña reserva de este nutriente esencial que obtiene a través de los alimentos.

Sin embargo, es necesario asegurarse de llevar una dieta rica en vitamina C para prevenir su déficit, ya que esta no se almacena a largo plazo y, además, no podemos producirla por nosotros mismos.

Por su parte, los suplementos de vitamina C resultan especialmente útiles para personas que están enfermas o que no pueden tomar ciertas frutas y verduras.

En ocasiones, además, sus beneficios pueden verse potenciados al combinarlos con minerales como el zinc, que también favorece el funcionamiento de nuestras defensas.

Por eso, este otoño no puede faltarte un complemento alimenticio como Apisérum Defensas, elaborado a partir de vitamina C, zinc, jalea real y equinácea, así como ??reishi y shiitake, ingredientes que estimulan la producción de linfocitos (células que nos protegen en caso de infecciones). 

Este suplemento mejorará tu energía cuando más lo necesites sin recurrir a estimulantes como, por ejemplo, bebidas con cafeína que pueden quitarte el sueño. De hecho, también puede servirte para combatir los efectos negativos del estrés o el nerviosismo.

Por su parte, la acción combinada de la vitamina C, el zinc y la equinácea puede ayudarte a prevenir pequeñas afecciones respiratorias de las vías superiores (resfriados, gripes, amigdalitis o laringitis, entre otras).

Otros beneficios de la vitamina C

Como decíamos al inicio del post, la vitamina C tiene otras funciones que, aunque menos conocidas, son igualmente importantes:

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