Desde el uso de la mascarilla hasta las picaduras de mosquitos, con las altas temperaturas nuestra piel está más expuesta a sufrir rojeces y escozores. De hecho, el 43 % de los españoles padeció irritaciones debidas fundamentalmente a rozaduras por el calzado y a la sequedad de la piel en 2019, según un estudio de Kantar.
Este porcentaje podría verse incrementado este año debido al uso de la mascarilla, que puede dañar la piel de la cara.
Y, por supuesto, la influencia de la exposición solar está ahí. Aunque el sol es nuestra fuente principal de vitamina D, ya que sintetizamos el 90 % de ella a través de sus rayos, los excesos pueden dar lugar a quemaduras.
Con todo, nuestra mayor recomendación para el cuidado de la piel, especialmente de la cara, es mantener una correcta hidratación de la misma. Por ejemplo, aplicar crema hidratante con el rostro lavado antes de colocarse la mascarilla ayudará a prevenir las irritaciones que genera.
Procura que esta crema hidratante tenga un factor de protección alto, especialmente si vas a exponerte al sol durante mucho tiempo. Y recuerda hacerlo incluso aunque el día esté nublado.
Si, incluso así, el sudor o llevar la mascarilla puesta demasiado tiempo te ha dejado marca, o bien sientes la cara irritada por el sol, debes saber que existen en el mercado cremas hidratantes regeneradoras, que calman la piel, restaurando la barrera cutánea.
Atención al calzado y a la ropa deportiva
La piel de nuestros pies es también de las más perjudicadas durante el verano. El calor promueve su sequedad, sudoración en exceso y su hinchazón por retención de líquidos. Todo esto constituye un caldo de cultivo idóneo para que el calzado produzca rozaduras, ampollas y durezas.
Otro factor determinante es el aumento de la práctica de ejercicio físico durante estas fechas y la consiguiente utilización de ropa deportiva. La fricción constante de nuestra piel con la propia piel o con la ropa cuando sudamos, puede producir lesiones, tales como abrasiones, erosiones, ampollas, callos, uñas encarnadas o el conocido como pezón del corredor, una afección dermatológica que se produce por el roce continuo con camisetas o sujetadores de materiales excesivamente rugosos y ásperos.
Para prevenir estos problemas, es recomendable que optes por piezas de ropa holgadas y transpirables. Mejor si carecen de costuras o se encuentran en zonas sin pliegues.
Si lo necesitas, existen bandas anti-roces que ayudan a evitar las rozaduras en los muslos mientras caminas, corres o bailas.
También puedes hacer uso de un stick anti-fricciones, que puedes aplicar en los pies o en cualquier parte del cuerpo donde quieras prevenir un rozamiento excesivo de la piel.
¡Y ojo con los mosquitos!
Otro “enemigo” para la piel en verano son las picaduras de mosquito. Una preocupación que está tomando especial protagonismo este año debido a los casos de virus del Nilo Occidental que se han conocido en las últimas semanas.
Se trata de una enfermedad que se transmite por la picadura de un mosquito infectado y puede producir meningoencefalitis (infección del sistema nervioso central que inflama de manera mixta a la meninge -meningitis- y al encéfalo -encefalitis). Sin embargo, afortunadamente, en torno al 80 % de las personas infectadas son asintomáticas.
La reacción sobre la piel es la más habitual y se manifiesta con la aparición de una roncha de pequeño tamaño (2-10 mm), picor y enrojecimiento en unos minutos después de la picadura.
Para evitarlas, la mejor herramienta es la prevención con medidas como:
- Minimizar las zonas del cuerpo expuestas, usando camisas y pantalones largos en la medida de lo posible.
- Evitar colores llamativos y perfumes intensos o afrutados, que atraen a los mosquitos.
- Usar el aire acondicionado cuando sea posible.
- Instalar mosquiteras en puertas y ventanas.
- Utilizar un buen repelente de mosquitos. Existen en forma de spray, crema, toallitas impregnadas, pulseras… Lo importante, eso sí, es que estén autorizados por el Ministerio de Sanidad o una entidad sanitaria equivalente.