La mayoría de nosotros intentamos seguir una alimentación equilibrada, que sea lo más variada posible y que tenga un aporte calórico adaptado a nuestras necesidades, de manera que nos sea sencillo controlar nuestro peso.
El problema es que esto no siempre es fácil. El estilo de vida que llevamos, que nos impone en muchos casos hábitos poco saludables, y las numerosas comidas que se realizan fuera de casa, en las que muchas veces nos dejamos llevar por nuestras apetencias, en lugar de por el valor nutricional de los alimentos, hacen que cada vez sea mayor el porcentaje de la población que padece sobrepeso.
La opción ideal para equilibrar la ingesta de energía y el gasto de la misma sería incrementar la actividad física, ya que de esta forma además de poder tener un mayor control del peso, nos beneficiaríamos de las ventajas que supone el ejercicio para nuestra salud.
Pero como a veces resulta complicado, también hay que conocer cuáles son las pautas a seguir para reducir el exceso de calorías de nuestra dieta diaria, ayudándonos de esta manera a mantener, o en ocasiones incluso a reducir, si lo consideramos necesario, nuestro peso.
Los consejos prácticos que podemos aplicar en la elaboración de nuestros menús son muy diversos:
- Seleccionar alimentos que de origen aporten pocas calorías. En una dieta equilibrada se aconseja consumir como mínimo 5 raciones de fruta y verdura al día. Las frutas, las verduras y hortalizas, junto con los cereales, son la base de la dieta mediterránea y deben estar presentes en todas nuestras comidas principales.
- Utilizar técnicas culinarias que aporten poca grasa. No tenemos porqué comer todo a la plancha o hervido, hay otras técnicas sencillas que nos pueden ayudar a mantener una dieta apetitosa y que no son excesivamente calóricas, como es el caso de la cocina al vapor (muy extendida últimamente con el lanzamiento de pequeños electrodomésticos con esta finalidad), el papillote (cocción de un alimento en un envoltorio resistente al calor, como puede ser un papel de aluminio), o aprovechar la instauración de nuevos estilos de cocina como es el caso de la asiática donde abunda el consumo de alimentos crudos.
- Aumentar el consumo de líquidos, recordando que la ingesta mínima de agua y otras bebidas debe ser de 1,5-2 litros diarios, además del aporte que realicen los alimentos. Para conseguirlos pueden ser de utilidad las infusiones, tisanas, zumos naturales…
- Y lo que es muy importante, respetar la distribución de alimentos a lo largo del día, realizando 5 comidas principales, y evitando picar entre horas. El problema de picar es que habitualmente lo que se consume son alimentos con una elevada carga de calorías, y un aporte bajo de nutrientes importantes como es el caso de las vitaminas y los minerales. Si eres de la escasa proporción de la población que engaña al apetito comiendo una zanahoria cruda o un trocito de apio, ¡felicidades!, ya que la mayoría de personas siempre acaban picando alimentos ricos en grasa y sal, o con elevado contenido en azúcar.
De la información ofrecida se deduce que uno de los grupos de nutrientes que precisa mayor control para mantener un peso adecuado es el formado por las grasas, y esto es debido a que la cantidad de energía que proporcionan (9 kcal/gramo), es mucho más elevada que la que aportan los hidratos de carbono o las proteínas (4 kcal/gramo).
Sin embargo, muchas veces resulta complicado reducir su ingesta ya que las grasas mejoran la aceptación de los alimentos haciéndolos mucho más apetecibles, y además contribuyen a la sensación de saciedad, ya que retrasan el vaciado del estómago.
Una de las fuentes de grasa que más cuesta reducir, especialmente en las dietas de control de peso, es el aceite, y en concreto el aceite de oliva. Es frecuente que su consumo se limite a 1 ó 2 cucharadas diarias, que cuesta repartir por tener que elegir entre unas comidas u otras.
Por esta razón se suele reservar para aderezos de verduras y ensaladas, con la finalidad de mejorar su sabor, y favorecer su consumo.
En estas circunstancias, la utilización de un aceite hipocalórico resulta de utilidad. El aceite hipocalórico está compuesto por una proporción elevada de aceite mineral (aceite de parafina) que tiene la propiedad de no ser absorbido a nivel digestivo: una vez en el intestino, no se absorbe, y se elimina a través de las heces sin que sufra ninguna modificación, ya que nuestro organismo no dispone de los enzimas digestivos necesarios para su asimilación.
El aceite hipocalórico resulta muy práctico en las dietas de control de peso, ya que permite el aliño de diferentes alimentos haciéndolos más apetitosos y sin un aumento apreciable de su contenido en grasa.
Eso sí, hay que tener en cuenta 2 aspectos importantes:
- El primero de ellos es que este tipo de aceites favorecen el tránsito intestinal, lo cual resulta de utilidad para muchas personas en las que el seguimiento de una dieta de control de peso favorece la aparición de estreñimiento. Para que este efecto de facilitar la evacuación intestinal sea un beneficio, evitando que resulte excesivo, el consumo diario de aceite hipocalórico debe limitarse a entre 1 y 3 cucharadas diarias.
- Debe tenerse en cuenta que el aceite hipocalórico únicamente puede utilizarse en crudo, y no puede calentarse.
Aun así, la utilización que puede realizarse del mismo es muy diversa, ya que además de aliñar directamente verduras y ensaladas, pueden prepararse con el mismo numerosas salsas frías (vinagretas, pesto, salsa de pimientos, de setas…) con las que variar el aspecto y sabor de las comidas, que muchas veces en los regímenes bajos en calorías suelen ser monótonas y aburridas.
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