La flacidez y el descolgamiento de la piel son, técnicamente, una degradación de la matriz dérmica (fibras de colágeno y elastina que se desorganizan). Se produce una pérdida de la tonicidad muscular y una disminución de la cohesión dermis-epidermis. Esta pérdida de la tensión interna se refleja externamente en el hundimiento de los rasgos.
?El envejecimiento cronológico y el fotoenvejecimiento son las principales causas de la flacidez que afecta tanto a hombres y mujeres, generalmente a partir de 45-50 años, pero puede darse incluso en edades inferiores.
Pero también el sometimiento a intervenciones quirúrgicas, embarazos, dietas de adelgazamiento, falta de ejercicio, etc. influyen en la aparición de la flacidez.
Es importante realizar una labor diaria de prevención y, en su caso, de tratamiento de la flacidez, tanto facial como corporal. Existe el consenso en que el DMAE (Dimetilaminoetanol) es el principio activo más eficaz. El DMAE consigue aumentar la síntesis y liberación de acetilcolina; regenerar la matriz dérmica al estimular la neocolagenogénesis e inhibir la pérdida de elasticidad de las fibras de colágeno.
El DMAE aumenta la síntesis de fosfatidilcolina, repara los daños causados por los radicales libres y estabiliza las membranas celulares. En la epidermis genera un efecto lifting inmediato (estiramiento). En la dermis estimula la síntesis de colágeno y elastina y en el músculo estimula la contracción muscular para evitar la pérdida de tonicidad (sujeción).
Para reforzar la acción del DMAE es aconsejable recurrir a varios activos, como el ácido láctico, extracto de soja, elastina hidrolizada, colágeno soluble y palmitoil tripéptido-3. La combinación de estos activos aporta a la piel firmeza, tersura e hidratación y le proporciona un aspecto más joven.