La presbicia o vista cansada es una condición oftalmológica que afecta a muchas personas, normalmente a partir de los 38-45 años. Surge debido a un mal funcionamiento del cristalino: con el paso de los años, esta lente natural va perdiendo su capacidad de acomodar el ojo para adaptar la visión lejana a la de objetos próximos. Como resultado, incluso aquellos que nunca han necesitado utilizar gafas comienzan a tener dificultades para ver de cerca. Leer un libro o consultar el móvil a una distancia normal puede resultar dificultoso.
Una presbicia no corregida con lentes o mediante cirugía puede ocasionar otros síntomas, como dolor de cabeza y fatiga visual, que suele ser más intensa al final del día. Por eso, queremos ofrecerte algunas recomendaciones para detectar y mejorar la vista cansada.
Cómo detectar la vista cansada
La vista cansada suele desarrollarse antes en personas que dedican largas jornadas a leer o a trabajar en el ordenador.
No obstante, también intervienen otros factores, como la genética o los aspectos ópticos del ojo. Por ejemplo, las personas con miopía previa tienden a desarrollar la presbicia más tarde que quienes nunca han necesitado gafas para ver bien.
¿Tienes tendencia a alejar de tu rostro los objetos (libros, folletos, el móvil…) para verlos mejor? Es el primer signo de sospecha de que podrías tener presbicia. Sería conveniente que acudieras al oftalmólogo o al farmacéutico óptico-optometrista para que pudiera diagnosticarte correctamente y recomendarte, en su caso, unas lentes de lectura, como las gafas Loring.
Ojo seco y visión borrosa
En ocasiones, la visión borrosa puede deberse a factores distintos de la presbicia, como el síndrome de ojo seco.
Las lágrimas aportan nutrientes que protegen al globo ocular de cuerpos extraños. Cuando el ojo no produce lágrimas suficientes o de calidad, se deshidrata. Esto compromete su normal funcionamiento y puede desencadenar daños en la córnea que producen visión borrosa.
Algunos síntomas que pueden indicar que tenemos los ojos secos son el picor, la irritación, el enrojecimiento, la sensación de arenilla… y la propia fatiga visual. Para contrarrestarlos y prevenir el síndrome de ojo seco, puede ser útil recurrir a un colirio de ojos.
En casos de cirugía ocular y/o en lesiones oculares, una opción válida es Hylo Gel, que lubrica los ojos y alivia los síntomas severos o crónicos de la sequedad ocular.
Cómo mejorar la vista cansada
Desde hacer ejercicios oculares, hasta utilizar correctamente las lentes de contacto. Podemos tener en cuenta algunas recomendaciones para mejorar la vista cansada que nos ayudarán en nuestro día a día. Estas son algunas de ellas:
- Adecúa la distancia entre los ojos y lo que quieras ver. No pasa nada por alejar el libro o el móvil unos centímetros del rostro. ¡No tengas miedo de resultar cómico! Te ayudará a enfocar mejor, previniendo el cansancio visual al final del día.
- Aumenta el tamaño de letra. Los libros de bolsillo son muy cómodos a la hora de transportarlos, pero, dado que suelen tener la letra muy pequeña, pueden no ser la mejor opción para ti. Si eres más de pantalla digital, modifica el tamaño de la letra y aumenta el contraste hasta la posición donde percibas mayor nitidez.
- Ilumina bien la estancia de lectura. Opta preferiblemente por ambientes con luz natural. En interiores, recurre a bombillas de luz fría. Y, por las noches, utiliza varias fuentes de iluminación. ¡Completamente prohibido trabajar con la luz apagada y solo la pantalla del ordenador, móvil o tablet encendida!
- Siéntate correctamente. Si estudias o trabajas ante el ordenador, procura que la pantalla quede por debajo de la línea recta de tus ojos. Mirar ligeramente hacia abajo exige menos tensión en los músculos oculares.
- Haz descansos esporádicos. Plantéate hacer pausas para relajar la vista mirando por la ventana o haciendo ejercicios oculares (mover los ojos en círculos, seguir un objeto con la mirada mientras lo alejas y acercas, parpadear para lubricar los ojos…).
- No te frotes los ojos. Aumentarás el riesgo de transferirles suciedad, además de que, si presionas con mucha fuerza, podrías llegar a dañar la córnea.
- Vigila el uso de lentes de contacto. Sigue las recomendaciones de tu óptico y no sobrepases el número de horas que te haya indicado para llevarlas puestas. Quitarte las lentillas de vez en cuando te ayudará a descansar los ojos. Cuando lo hagas, sé escrupuloso con su conservación. Recuerda que no debes limpiarlas con agua, sino con un líquido para lentillas.
No olvides lavar y secar bien las manos antes de tocar las lentillas o los ojos. Tras retirarlas, colócalas en los estuches para lentillas, límpialas y desinféctalas según te haya indicado el especialista. Asegúrate de que la solución para lentes de contacto blandas sea compatible con las que tú utilizas. Por ejemplo, este líquido para lentillas Alcon sirve incluso para aquellas que son de hidrogel de silicona.
Presbicia y cataratas
La presbicia suele estabilizarse a partir de los 60-62 años. Incluso, es posible notar una mejoría de la visión cercana con el paso del tiempo. Es lo que se conoce como “segunda visión” y suele estar relacionada con el inicio de las cataratas. Para su diagnóstico, conviene acudir al oftalmólogo.
La prevención y la detección temprana de la presbicia, de las cataratas o de cualquier otro problema oftalmológico son aspectos clave para cuidar nuestros ojos y poder seguir “regalándonos la vista” durante muchos años.