Más que “la primavera, la sangre altera”, el refranero popular debió decir “la primavera, el biorritmo altera”, ya que son muchas las personas que reciben esta estación con sensación de debilidad, fatiga o cansancio, ojeras… Una situación que se agrava con la llegada del cambio de hora. ¿Ese “a las 2 serán las 3” es para ti sinónimo de insomnio…? Sigue leyendo, en este post encontrarás algunas recomendaciones que pueden serte muy útiles.
¿Por qué se cambia la hora?
El pasado fin de semana nos despedimos del horario de invierno. Así, durante la noche del sábado al domingo dormimos una hora menos, puesto que las 2 de la madrugada pasaron a ser las 3 am. Hasta ahí, todo claro, pero ¿por qué se hace esto?
Si pensabas que tenía que ver con alguna razón fisiológica, nada más lejos de la realidad. El motivo por el que se cambia la hora encuentra su explicación en cuestiones económicas, relacionadas con el ahorro energético, ya que, al atrasar una hora el reloj, amanece y anochece más tarde y, por lo tanto, se reajustan los horarios de la población a las horas de luz natural.
Es una costumbre antigua. De hecho, el primer cambio de hora en Europa tuvo lugar en Alemania durante la Primera Guerra Mundial, para ahorrar carbón maximizando las horas de sol durante el día. Esta idea ya había sido planteada mucho antes. Concretamente, la había sugerido Benjamin Franklin en 1784 para sacarle más partido a la luz solar.
Se considera que, al cambiar la hora de madrugada, el impacto sobre la salud de las personas será menor. A pesar de todo, no son pocos quienes aseguran sentirse más cansados, como con jet-lag, durante los días o semanas posteriores al cambio de hora.
¿Qué ocurre en nuestro organismo?
Cambiar la hora requiere un periodo de adaptación. Esto explica que algunas personas se sientan más irritables, desconcentradas, con bajo rendimiento o con dificultades para dormir e insomnio durante los días o semanas posteriores a ese “a las 2 serán las 3”.
Aunque puede afectar a cualquier persona, los mayores y los niños son quienes más probabilidades tienen de sufrir este desajuste, que también puede producir dolor de cabeza o malestar general, entre otros síntomas. Y es que no hay que olvidar que un mal descanso o dormir menos horas de las necesarias está relacionado con multitud de problemas de salud.
Por eso, durante los días posteriores al cambio de hora, es posible que algunas personas necesiten recurrir a complementos alimenticios que les ayuden a conciliar el sueño. Por ejemplo, las gominolas ZZZQuil Natura con melatonina y aceites esenciales botánicos de lavanda, manzanilla, bálsamo de limón, raíz de valeriana, además de gomitas de vainilla y frutos del bosque.
Se trata de componentes que ayudan a estimular el sueño, generando una mejor regulación del ciclo sin necesidad de contener sabores artificiales, drogas, gluten, lactosa o gelatina.
En el caso de los más pequeños, hay disponibles en el mercado también gotas para dormir para niños.
Y, por supuesto, no hay que olvidar que existen otras medidas muy sencillas que podemos adoptar en nuestro día a día para prevenir el insomnio o lograr dormir mejor.
¿Cómo prevenir el insomnio?
Dormir mejor es posible, incluso a pesar del cambio de hora, si tenemos en cuenta algunas recomendaciones como:
- Mantener un horario de sueño fijo: acostarse y levantarse a la misma hora ayuda a regular tu reloj biológico. Llegará un momento en que será tu cuerpo quien te pedirá irte a dormir por las noches. A pesar del cambio de hora, es recomendable no alterar esta rutina. Es decir: si habitualmente te acostabas a las 11 pm, hazlo ahora también a esa misma hora, aunque por el horario anterior fueran las 10 de la noche.
- Cuidado con las siestas: no se trata de que dejes de hacerlas si tenías la costumbre de dormir un ratito después de comer. Sin embargo, si estos días estás descansando menos de lo habitual por las noches, debes evitar a toda costa caer en la tentación de alargar el periodo de la siesta más de los 20-30 minutos recomendables.
- Decir adiós a las cenas copiosas: es mejor que optes por platos más ligeros y que los consumas al menos 1-2 horas antes de acostarte para dar tiempo a tu organismo a hacer bien la digestión. Acompáñalos de agua o de bebidas sin cafeína. Es decir: nada de refrescos de cola o de cafés con el postre.
Y ojo, tampoco conviene que te saltes la última comida del día: tan poco recomendable es acostarse con el estómago todavía lleno, como vacío. No querrás que el hambre sea lo que te impida dormir, ¿no?
- Hacer ejercicio: aunque no lo creas, cansarse físicamente puede ayudarte a conciliar mejor el sueño. Como siempre recomendamos, lo ideal es optar por una rutina deportiva adecuada a nuestras características fisiológicas. Y que te marques metas alcanzables: ¡De nada sirve salir a correr a todo trapo un día si los siguientes no tenemos fuerzas ni para levantarnos de la cama!
- Evitar pasar mucho tiempo en el dormitorio: acostúmbrate a utilizar la cama solo para dormir. Esto te ayudará a asociar tu cuarto con el momento del descanso y te servirá para evitar la tentación de ponerte a hacer cualquier otra cosa si ves que te cuesta concentrarte en contar ovejitas…
- Relajarse antes de dormir: puede parecer una tontería, pero este punto es clave para lograr coger el sueño. Muchas personas eligen leer un libro o escuchar la radio cuando se van a la cama, pero es necesario poner atención al hecho de que la historia que estés leyendo o que te estén contando tal vez te atraiga demasiado. Por eso, es mejor optar por música clásica a un volumen bajito o por dedicar unos minutos a practicar ejercicios de respiración.
Si, a pesar de todos los intentos, sigues necesitando mucho tiempo para lograr conciliar el sueño, es posible que necesites optar por complementos alimenticios como Dormirax forte, que contribuye a disminuir el tiempo necesario para quedarse dormid@josemedicinatv
- Tomar una infusión: si tienes problemas para sentirte cansado o para dejar la mente en blanco, una infusión media hora antes de dormir puede ayudarte a conciliar el sueño. Especialmente, debes decantarte por aquellas que contengan plantas medicinales con efecto relajante, como una tisana a base de pasiflora, manzanilla, camomila…
Si, a pesar de seguir estas recomendaciones, tu problema a la hora de conciliar el sueño persiste o si la situación no mejora de manera natural pasadas unas semanas, no dudes en consultar con tu médico. Existen otros motivos que te pueden estar ocasionando dificultades para dormir, más allá del ineludible cambio de hora.