Cuidados para lucir unas cejas perfectas

Las cejas están de moda. Y, si no, que se lo digan a la gran cantidad de influencers que han centrado sus publicaciones en hablar de ellas últimamente. Microblading, micropigmentación, depilación con hilo… Cada vez son más las técnicas que nacen para intentar lucir unas cejas perfectas, pero… ¿Y si cuidar el buen aspecto de esta parte de nuestra expresión fuera mucho más sencillo de lo que parece?

¿Por qué nos importan tanto las cejas?

Después de décadas centrando la atención en otras partes de la cara, como los párpados y las pestañas, los labios o los pómulos, los maquilladores han comenzado a otorgar mayor protagonismo a las cejas en los últimos años. 

Si lo pensamos bien, no parece una estrategia baladí. Las cejas tienen mucho que decir sobre nosotros: su forma, su color o su espesor contribuyen a definir nuestra mirada, que puede percibirse más seria, más alegre o más desenfadada… Desde Frida Kahlo hasta Mr. Bean, no son pocos los personajes populares que han sido (re)conocidos por sus cejas, o que han protagonizado más de una que otra anécdota debido a la morfología y características de esta parte de su vello facial.

Además, las cejas cumplen una importante función al proteger nuestros ojos del sudor que resbala por el rostro, de la lluvia, de partículas de polvo o arena procedentes del exterior e, incluso, de la radiación solar.

Por todo esto, parece importante seguir algunas recomendaciones para cuidar las cejas. 

Cejas perfectas en forma y tamaño

Una de las razones por las que el vello de esta zona de la cara puede debilitarse es abusar de la depilación. Olvídate de intentar lograr formas imposibles.

La clave para unas cejas perfectas es mantenerlas saneadas respetando el crecimiento natural del pelo. Por lo tanto, el primer paso es peinarlas bien. 

Después, limítate a depilar únicamente el exceso de vello que rodea a la ceja y ayúdate con un corrector de cejas para terminar de darles la forma que desees. 

Escoge preferiblemente uno formulado sin conservantes, parabenos ni perfume, y que sea waterproof (resistente al agua) para un mejor resultado. ¡A prueba de sudor!

Para la zona del entrecejo, elimina únicamente el vello que se sitúe justo encima del tabique nasal, para no arriesgarte a separar las cejas más de la cuenta.

Si quieres evitar irritaciones (especialmente importante en los casos de piel sensible), es recomendable tonificar e hidratar la piel de la zona depilada al acabar la sesión.

También es fundamental que recuerdes eliminar posibles restos de maquillaje de las cejas durante tu rutina de limpieza facial. Hazlo dando pequeños toques sobre el vello, evitando frotar para minimizar el riesgo de caída.

Claves para fortalecer las cejas

Como decíamos al principio, las cejas contribuyen a fortalecer nuestra mirada. Por eso, algunas personas se preocupan cuando ven que pierden vello en esta parte de la cara, o que tienen cejas poco pobladas, mal definidas o sin brillo.

En estos casos, puede ser necesario recurrir a dos productos que serán nuestros aliados:

  • Por un lado, un sérum para cejas, como Seslash de Sesderma, que está pensado para fortalecer las pestañas y cejas de quienes tienen poca cantidad, ya sea debido a tratamientos médicos que afectan al vello, o como resultado de problemas de crecimiento derivados de un exceso de depilación. Los primeros resultados visibles suelen aparecer a partir del primer mes de uso continuo.
  • Por otra parte, tal vez puedas necesitar un acondicionador para cejas como Librow cejas, que te ayudará a perfilarlas, dándoles volumen y perfilando su contorno. Podrás incluirlo dentro de tu rutina facial diaria: como su composición está muy concentrada, necesitarás poca cantidad de producto para que sea efectivo, lo que te asegurará un tratamiento duradero y continuado.

Además, existen otras medidas que puedes tener en cuenta a la hora de estimular el crecimiento de tus cejas. Por ejemplo, puedes mejorar su situación a través de una dieta variada y equilibrada, con presencia de alimentos ricos en vitaminas, minerales y proteínas. ¿Te sorprende? No debería, pues ya sabes lo que suele decirse: ¡Somos lo que comemos!

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