Cómo prevenir la deshidratación

Con la subida de las temperaturas y el aumento de la actividad que solemos tener conforme se acerca el verano, es fácil perder de vista las necesidades de nuestro organismo. Seguramente hayas escuchado mil y una veces eso de que conviene ingerir 2 litros de agua al día, pero existen otras medidas que también puedes poner en práctica para prevenir la deshidratación. ¿Lo mejor? Son muy sencillas de aplicar y, en este post, vamos a contártelas. 

¿Por qué se produce la deshidratación?

La deshidratación se produce cuando perdemos más agua de la que hemos ingerido. Esto es especialmente frecuente en casos de diarreas o vómitos intensos, pero también puede suceder como resultado de la respuesta del organismo frente a la subida de las temperaturas, por ejemplo, debido a un aumento de la sudoración.

El riesgo de deshidratación aumenta también cuando se realiza actividad física intensa (por eso, se recomienda que las personas a las que les gusta salir a correr o hacer deporte al aire libre lo hagan a las horas en las que haga menos sol).

El agua es un elemento indispensable para nuestra supervivencia. De hecho, nuestro organismo se compone en un 70 % de agua. Influye en procesos tan necesarios como la digestión y absorción de nutrientes, el control de la temperatura corporal, la lubricación de las articulaciones, el adecuado funcionamiento de nuestra musculatura, la protección de nuestro sistema inmunitario… En definitiva, cada célula, tejido y órgano de nuestro cuerpo necesita agua para funcionar adecuadamente.

Consejos para prevenir la deshidratación

Reponer la misma cantidad de líquidos que perdemos sería el punto clave para la prevención de la deshidratación. Para ello, debemos procurar tener siempre a mano una botella de agua y llevarla con nosotros siempre: cuando vayamos a hacer ejercicio, cuando salgamos a la calle o debamos pasar tiempo expuestos a altas temperaturas.

Por ejemplo, las personas que trabajan al aire libre son, especialmente en verano, mucho más vulnerables a sufrir deshidratación o golpes de calor.

  • Registra cuánta agua bebes. Si quieres estar seguro de que ingieres la cantidad de agua suficiente, puede serte útil llevar una especie de agenda o diario donde registres cuánto bebes. Puedes conocer las cantidades aproximadas si utilizas una botella o vaso con medidor. Si eres aficionado a las app digitales, existen algunas aplicaciones de salud que permiten registrar la cantidad de agua como se anotan las cantidades de calorías ingeridas.
  • No te obsesiones con beber exactamente 2 litros. La sobrehidratación tampoco es beneficiosa y con los alimentos también se absorbe agua. De hecho, se estima que un 20 % del aporte diario de agua proviene de ellos; sobre todo, de las frutas y vegetales (pepino, melón, tomate, verdura…). ¡Inclúyelos en tu dieta diariamente!
  • No te limites a beber solo cuando tengas sed. La sed es la forma en que nuestro organismo nos alerta de que necesitamos reponer agua, pero la mejor manera de ingerirla es hacerlo de forma gradual (ten en cuenta que el sudor y la orina, principales formas de eliminar fluidos, también son graduales). Si el agua sola te resulta un poco sosa… ¡Dale vida tomando una infusión!
  • Reduce o evita las bebidas con alcohol. En verano, un buen vino o una cerveza bien fría pueden resultar una tentación casi irresistible, pero ¡ojo! El alcohol puede hacer que disminuya en tu organismo la capacidad de reabsorción del agua, al tiempo que aumenta la frecuencia con la que necesitamos orinar.

Hidrátate también por fuera

La hidratación de la piel es también un factor fundamental a la hora de prevenir la deshidratación. 

En este punto, es importantísimo un protector solar de amplio espectro, preferiblemente con un SPF alto (50+).

Escoge el fotoprotector que mejor se ajuste a las necesidades de tu dermis. Por ejemplo, esta crema solar Ladival será tu mejor aliada si tienes la piel sensible o alergia al sol o tendencia acneica.

Para pieles intolerantes al sol, una opción que no falla es Heliocare SPF 50 Gel, que está indicado para la prevención del fotoenvejecimiento cutáneo de pieles grasas, el melasma o la fotodermatosis, así como la protección de cicatrices recientes y la fotoprotección post-peeling y post-láser.

Utilizar ropa fresca, holgada y ligera nos ayudará también a mantener nuestra temperatura estable y perder, así, una menor cantidad de líquido.

Y, cuando llegues a casa, sobre todo después de una jornada o actividad de alta exposición al sol, no olvides aplicarte un crema reparadora, como Piz Buin calmante aftersun, que proporciona 24 horas de hidratación para restaurar el equilibrio natural de la piel sometida al sol y ayuda a prevenir la descamación, permitiendo un bronceado más duradero.

¿Cómo saber si sufro deshidratación?

En situaciones de largas horas de exposición al sol, temperaturas elevadas, sudoración excesiva o actividad física intensa, aumenta el riesgo de sufrir deshidratación.

La sensación de boca seca (sin saliva), la sed, la somnolencia o debilidad… son síntomas que pueden hacernos sospechar de que necesitamos ingerir agua.

La deshidratación es también bastante frecuente después de sufrir vómitos, náuseas o diarreas. En estos casos, conviene estar alerta. Puede ser necesario recurrir a un suero de rehidratación oral como Hydro Suero Oral, que permite reponer fácilmente los líquidos y las sales minerales perdidas.

Solo requiere verter el contenido del sobre (en polvo) en un vaso con 250 ml de agua y revolver hasta que se disuelva toda la solución. Puede guardarse en la nevera por un máximo de 24 horas.

En los casos en los que es necesario mejorar la digestión, se puede recurrir a soluciones de agua de mar oceánica como las ampollas bebibles Quinton Isotonic, que, además, favorece la rehidratación y la modulación del sistema inmune.

Existen, por tanto, diversas soluciones para frenar la deshidratación, pero lo más importante es que puede prevenirse teniendo en cuenta medidas sencillas para poner en práctica en nuestro día a día.

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