El sol es una fuente inagotable de vitamina D y estimula el sistema inmunológico, pero también puede ser muy perjudicial si se toma sin la debida protección. Las cremas solares proporcionan esa barrera necesaria para poder disfrutar al aire libre sin sufrir los efectos nocivos de los rayos solares. Y no solo en verano, debes acostumbrarte a utilizarlas en cualquier época de año, muy especialmente si tienes la piel muy clara o sensible. En el caso de los niños es imprescindible.
Cómo perjudica el sol a tu piel
Hay dos tipos de radiación ultravioleta. El 95% son rayos UVB, que se quedan en capas superficiales de la piel; el resto son rayos UVA, que sí penetran en capas profundas de la dermis. Ambos son perjudiciales ¿Qué provocan en la piel?
- Quemaduras: aparecen poco después de la exposición al sol y pueden llegar a ser muy dolorosas. La intensidad dependerá del tipo de piel.
- Envejecimiento: la exposición prolongada y sin protección favorece la aparición de arrugas y manchas.
- Cáncer de piel: el sol es uno de los factores que aumenta el riesgo de sufrir un melanoma. Si se detecta a tiempo suele tener buen pronóstico, pero si no es así puede ser muy agresivo.
Y a todo ello hay que sumar que la piel tiene memoria. Aunque las quemaduras se curen y no dejen huella visible, la piel acumula las consecuencias de manera imperceptible.
¿Qué tipo de protectores solares existen?
Es fundamental que te apliques crema de protección solar siempre que salgas a la calle, pero también que elijas la adecuada. Hay muchas clases en el mercado, por ello es importante que las conozcas:
- Protección contra rayos UVA y UVB: no todas las cremas solares protegen contra los dos tipos de radicación. Conviene elegir siempre una que sirva de barrera para ambos.
- Nivel de protección: si el factor de protección se sitúa entre 15 y 25 significa que la protección es media; si está entre 30 y 50 es alta; y más de 50 quiere decir que es muy alta. El factor se debe elegir en función del tipo de piel y de la intensidad de los rayos, pero aunque tu tono sea oscuro, nunca debes aplicarte una crema con un factor inferior a 15.
- Protectores especiales: la piel de los niños es especialmente delicada, por eso existen cremas para ellos que, además de una elevada protección, suelen ser resistentes al agua. También se pueden encontrar lociones específicas para el rostro, para pieles muy sensibles o atópicas, antialérgicas e incluso antiarrugas o con color.
Cómo aplicar la crema solar
Este es uno de los aspectos que más se descuidan. Y es un gran error, porque una crema mal aplicada no ofrecerá toda la protección que se desea. ¿Qué debes tener en cuenta a la hora de aplicarte la crema o ponérsela a tus hijos?
- Hacerlo con tiempo: la piel necesita absorber la crema, por ello no sirve aplicarla justo antes de salir a la calle. Lo mejor es hacerlo entre 20 minutos y media hora antes.
- Suficiente cantidad: aunque las cremas solares se extienden con mucha facilidad, hay que ser generoso. En este caso, mejor echarse de más que de menos.
- Repetir: la protección no dura eternamente, hay que volver a aplicarse protector cada dos horas o después del baño, incluso aunque la loción sea resistente al agua.
- Cuidado con la caducidad: las cremas de protección solar tienen una fecha de caducidad más allá de la cual no ofrecen el efecto barrera adecuado. En los envases, además, se indica el tiempo máximo en el conservan sus propiedades una vez abiertos.
Lucir un bonito moreno o disfrutar del aire libre no es incompatible con el cuidado de la piel. Los protectores solares crean esa barrera que protege tu piel y tu salud.
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