Consejos para preparar la piel para el verano

Con la llegada del buen tiempo, todos comenzamos a pensar en planes al aire libre, playa, piscina… y en estilismos en los que reinan los vestidos y los pantalones cortos. Lo que pasa es que, después de todo el invierno, es posible que nuestra piel no esté lista para ese cambio de armario. Si quieres evitar quemaduras, sequedad y otros inconvenientes, sigue estos consejos para preparar la piel para el verano.

Exfoliación

La exfoliación es una práctica beneficiosa para la piel, ya que contribuye a la eliminación de células muertas, impurezas e imperfecciones y a la renovación celular.

Además, también favorece la activación de la circulación sanguínea, al tiempo que facilita la absorción de determinados tratamientos, como las cremas anticelulíticas o los bronceadores, entre otros.

En verano, la exfoliación ayuda también a eliminar los restos del protector solar y favorece el poder lucir una piel bronceada más uniforme, luminosa y suave.

Para ponerte manos a la obra, puedes optar por un exfoliante en gel, que deberás utilizar 1 o 2 veces por semana con un suave masaje sobre la piel y aclarar con agua. Es recomendable hacerlo después del baño, con la piel limpia y todavía húmeda para que el producto se extienda mejor y su aplicación sea más agradable.

Si lo prefieres, puedes escoger las toallitas exfoliantes de Comodynes, que no necesitan aclarado y pueden aplicarse sobre la piel seca.

Hidratación

Después de la exfoliación, es importante hidratar la piel, preferiblemente por la mañana y por la noche y después del baño. Si tienes problemas de sequedad o tirantez, procura secarte sin frotar, sino con pequeños y suaves toquecitos con la toalla.

Intensifica la higiene y cambio de toallas, esponjas y otros elementos de aseo personal para prevenir la aparición de granitos, acné u otras imperfecciones que pueden ser más frecuentes en verano, debido al calor, aumento de la sudoración…

Puedes aplicar tu crema hidratante habitual o un protector solar en caso de que vayas a salir a la calle (incluso si no tienes previsto exponerte directamente al sol).

Opta por un factor de alta protección, como la crema Avène SPF50+ durante los primeros días del verano, si tienes la piel muy clara o sensible al sol.

Aprovecha su tamaño de bolsillo para llevarla contigo y reaplicarla cada 2-3 horas, especialmente en la nariz, mentón, detrás de las orejas… Es decir, en las zonas del rostro con más tendencia a sufrir enrojecimiento y quemaduras.

Para el resto del cuerpo, puedes escoger el protector solar en spray de Acofar, que destaca por su rápida absorción y sensación de tacto seco segundos después de su aplicación. ¡Olvídate de la desagradable sensación de tener la piel oleosa tras ponerte la crema protectora!

Recuerda hidratarte también por dentro, bebiendo la suficiente cantidad de agua para evitar posibles vahídos o golpes de calor.

Cuidar el sueño y la alimentación

Cada vez existen más estudios científicos que demuestran el papel que tiene la alimentación en la conservación de la salud y de nuestra calidad de vida. Cuando se trata de preparar la piel para el verano, existen algunos ingredientes que no deben faltar en tu dieta estival.

¿Quieres lucir una piel sana, bonita y bronceada? Además de las recomendaciones anteriores, ten en cuenta el incorporar a tu dieta estos alimentos:

  • Zanahorias, calabaza, melocotón, mango… Es decir, hortalizas y frutas de color anaranjado, que contienen betacaroteno, un antioxidante natural que combate el envejecimiento y contribuye a la renovación de la piel. Además, también favorecen el bronceado si se comienzan a tomar unas semanas antes de la exposición al sol. 
  • Tomate, pimientos, naranjas, kiwi… La vitamina C no puede faltar, ya que aumenta la producción de colágeno, responsable de que la piel esté tersa.
  • Aceite de oliva, frutos secos o aguacate, entre otros ingredientes que son ricos en vitamina E, que ayuda a prevenir las manchas en la piel.
  • Tomates, salmón, gambas… Esto es, alimentos ricos en carotenoides, un tipo de antioxidantes que neutralizan la incidencia de los radicales libres procedentes de los rayos de rol. Dicho de otra forma, ayudan a prevenir las quemaduras solares. 

Y, por supuesto, apuesta en la medida de lo posible por alimentos naturales y huye de los ultraprocesados, pues, entre otros inconvenientes, pueden contribuir a la inflamación de la piel. Deja a un lado las comidas saladas y opta también por alimentos ricos en omega-3, que aportarán elasticidad e hidratarán tu piel de manera natural. ¿List@ para presumir de piel radiante este verano?

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